Ousmane Dembélé sigue sin convencer en juego y en los despachos

El francés y su representante se mantienen firmes en su propuesta de renovación, que aleja cada vez más a Ousmane de Can Barça


La realidad en Can Barça es dura de asimilar: el club afronta una de las peores situaciones financieras de su historia en forma de herencia del pasado y tirano mandato de Bartomeu y su equipo directivo. Atrás han quedado, gracias a los esfuerzos de Joan Laporta, Alemany y su junta directiva, la inestabilidad en el terreno de juego con la llegada de refuerzos como Ferrán Torres, la vuelta de los jugadores lesionados y el retorno de Xavi Hernández a la que siempre fue, es y será su casa, esta vez como entrenador del primer equipo. El club catalán va viendo la luz en una situación deportiva que en los últimos años se ha visto con muy poca frecuencia, pues se encuentran disputando la Europa League y se han desentendido de La Liga por completo tras el mal inicio de temporada.

Llega 2022 y la maquina comienza a andar, pues los deseos y pretensiones que Xavi quería transmitir a sus jugadores en forma de modelo de juego comienzan a dar sus frutos, aunque no los definitivos, pues pese a ser claramente superiores en el pasado enfrentamiento ante el Real Madrid en la semifinal de la Supercopa de España, no lograron el pase a la final. El entrenador de Terrassa pide paciencia y confiar en el juego desplegado, y lo respalda con hechos y demostrando que el club puede jugar al fútbol bien, vistoso, con una idea clara y con un proyecto sólido.

Precisamente es en ese proyecto donde Ousmane Dembélé se figura como hombre clave, pese al pobre rendimiento ofrecido en los últimos años. Declarado como indiscutible por Xavi, el francés no termina de convencer en el terreno de juego y ha sido eclipsado durante estos cinco años de estancia en el club español por jugadores emergentes como Ansu Fati, Ez Abde o Gavi y Nico, quienes con unas pretensiones y expectativas menores han sabido sacar pecho y lidiar con el equipo para sacarlo de esta dramática situación por la que atraveisa. Además de ello, el futbolista ha aportado poca fiabilidad con sus lesiones y su rutina, pese a tener unos destellos prometedores cuando el jugador se siente bien.

Además de en el terreno de juego, el jugador galo y su representante, Moussa Sissoko, ofrecen al Barcelona pretensiones dignas de un Balón de Oro, las cuales no entran ni en la caja ni en la mente del club. Las razones son muy sencillas, el jugador no termina de demostrar su valía en el terreno de juego y el club es incapaz de permitirse esas estratosféricas cifras, al menos en la situación actual, donde todavía deben asimilar altas cifras de salarios de jugadores de la plantilla. La situación comienza a causar un ambiente seco, pues el club también ve en Ousmane un gesto de egoísmo con las pretensiones, más aún cuando ya se recibieron ofertas millonarias por él en el pasado que nunca llegaron a concretarse por darle una siguiente oportunidad, pese a estar encasillado en los últimos años como eterna promesa.

La afición comienza a ver al futbolista con ojos diferentes y, como es de entender, empiezan a divisar un Barça sin su presencia en los terrenos de juego con la elástica blaugrana de manera inmediata. El Camp Nou ha sido testigo de cómo jugadores como Coutinho que, pese a su esfuerzo, dedicación y calidad no han encajado y han decidido colaborar y ser respetuoso en todo momento con el club y la afición aún siendo objeto de críticas y de haber tenido que soportar el cierre de puertas a una nueva oportunidad, esa puerta que Dembélé está cerca de ver cerrada y permanentemente para siempre si no vuelve a la realidad junto a su representante. 

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