"Todo o que entra na rede é peixe"

Balaídos vibró con su equipo, que lo malcría con dosis de fútbol de salón




El Estadio Municipal de Balaídos (o Estadio ABANCA-Balaídos para los pragmáticos) es peculiar. Es un feudo que ríe, que llora, que disfruta, que aplaude y que canta. Quizá un estadio español atípico, con la bocana de vestuarios en la banda opuesta a los banquillos, con un portero que luce una gorra en la segunda mitad al puro estilo Benji Price, con la música de "El Equipo A" y con una infinidad de jugadores de la provincia sobre el verde. Balaídos se queja, pero con el humor tan gallego que atesora. Si en cualquier campo español se escucha el "qué malo eres, árbitro que malo eres", en Vigo la muchedumbre clamaba al unísono "¡Penalti!" cada vez que un jugador rival caía al suelo en cualquier zona del campo.

Balaídos no es conformista, no quiere mal juego. Balaídos está malacostumbrado al ya mítico "fútbol de salón", a las combinaciones veloces en tres cuartos de cancha, a los detalles habilidosos y a la impecable salida de balón, no es para menos teniendo en cuenta que por ese vestuario local han pasado los Aleksandr Mostovoi, Karpin, Claude Makélélé, Mazinho, Santi Cañizares, Vlado Gudelj, 'El Cuervo' López, Rafinha, Denis Suárez y un largo sinfín de brillantes peloteros. Con todo ello tendrá que ver que se ovacionase a Luka Modric al ser sustituido con los ánimos caldeados en el graderío. Tranquilidad, por favor, que nadie se ha olvidado de Iago Aspas. Qué bueno es Iago Aspas.

Es un jugador diferencial, al que su afición aclama sin necesidad de estadísticas. El ejemplo se vivió en el duelo ante el Real Madrid del pasado sábado. Un Iago que no logró ni gol ni asistencia fue nombrado mejor jugador del partido -salomónica decisión- por la afición celtista. Porque el '10' maneja el barco que navega por las Rías Baixas con estilo propio, un barco que echó la red para pescar y se topó con una sorpresa entre mejillones y percebes. Bueno, dos. En realidad fueron tres. "Todo o que entra na rede é peixe" dice el dicho gallego. Pero los dichos, dichos son, y no se deben tomar al pie de la letra.

El no ser gallego puede influir en aquello de no entender las expresiones gallegas, y eso debió ocurrirle a Pablo González Fuertes, Guillermo Cuadra Fernández desde la sala VAR y alguno más. Para el que aún no sepa lo que significa, dice "todo lo que entra en la red es pez". Aunque también dice "todas las caídas en el área son penaltis", o eso parece. Caídas, resbalones, desmayos y chapuzones.

La indignación olívica no procede de la primera pena máxima señalada. Tampoco de la segunda, tercera o del gol bien anulado a Thiago Galhardo. Nace de ver cómo su equipo es superior al incontestable líder de LaLiga y se marcha sin premio sin ser la pegada blanca el principal causante. Nadie llama mal equipo al Real Madrid, porque sería ya no de insensato si no de mentiroso. Los cibelinos son merecidos gobernantes de la tabla clasificatoria y justos cuartofinalistas de Champions League. Pero mereció regresar de Galicia sin punto alguno en el zurrón y con la mosca detrás de la oreja. Eso hace a un campeón, sacar tres puntos en partidos que cualquiera perdería de varios tantos. Pero ese tal cualquiera no tiene al mejor portero del mundo, porque Thibaut Courtois aventaja en millones de kilómetros al segundo arquero. Otro partido que regala el belga, y ya van unos pocos. 

Los gallegos están acostumbrados a que les llueva, y así van a seguir, pero disfrutando bajo la misma del buen balompié que presencian cada vez que ingresan en el Municipal de Balaídos. Sí, porque el gallego no es pragmático, y porque "nunca choveu que non escampara", ya que, lo crean o no, el sol siempre acaba brillando en Vigo.

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